Articulo: La cultura escolar en la sociedad postmoderna

 

 

La cultura escolar en la sociedad postmoderna

Mediante este escrito se  intenta definir nuestro modo de pensar y/o actuar en base a dos tendencias filosóficas que viene influenciando el ámbito educativo escolar durante las últimas décadas en nuestro país. Estas corrientes son: la cultura moderna y su predecesora la cultura postmoderna.

Parece claro que la idea básica de la que parte la cultura moderna se basa en el conocimiento universal, medible, cuantificable, que apuesta por el conocimiento científico y desarrolla una actividad técnica y científica. El desempeño de la docencia viene pues marcado por el imperio de la razón, donde los procedimientos estrictamente racionales se consideran como la única herramienta para promover el desarrollo de la cultura. Se basan en la búsqueda de un único modelo de la verdad que sea estándar para todo el pueblo renunciando así a la pluriculturalidad y a las diferencias entre las distintas comunidades. El docente es un técnico individualista encargado de impartir los contenidos que le vienen asignados y obligados a transmitir una cultura lineal que no atiende a la variedad enriquecedora del contexto histórico.

 Es imposible analizar nuestra sociedad actual desde un único planteamiento y el análisis de la realidad no es un proceso lineal ni nos conduce a una única verdad. La verdad la construimos con las verdades de cada uno de los que componemos la sociedad. La posición teórica postmodernista niega la existencia de todo conocimiento universal fundamentándose en que ninguna realidad social existe más allá de los signos del lenguaje, las imágenes, el discurso y la percepción e interpretación de quienes la construyen. Toda realidad material o espiritual es una construcción social. Cada realidad no es más que una versión particular.

El reto está ahora en impartir educación atendiendo a tan alta diversidad. Se plantearon distintos métodos o culturas de trabajo desde las que se afrontaban los distintos problemas. Éstas eran: el individualismo, la balcanización, las culturas cooperativas, la colegialidad artificial y el mosaico móvil. Todas ellas iban asumiendo los nuevos retos a los que se enfrentaba la educación y trataban de mejorar los errores y/o fracasos de los métodos anteriores (excesivo aislamiento, excesiva jerarquización, conformismo, falta de coordinación, falta de flexibilidad, etc.). El mosaico móvil resultó ser el modelo de organización más flexible y adaptable al cambio, con relativamente pocos niveles de jerarquía formal. Estas organizaciones capacitan a las personas para que actúen y sean emprendedoras, las recompensa por sus contribuciones y les ayudan a progresar en destreza y “empleabilidad”. Son organizaciones globales caracterizadas por sus relaciones tanto internas como externas, es decir, pueden promover formas vigorosas, dinámicas y cambiantes de colaboración a través de redes, asociaciones y alianzas dentro de la escuela y fuera de ella. Los principios básicos del mosaico móvil reflejan las mejores esperanzas con respecto a la educación del futuro, de manera que el modelo de enseñanza se base en estructuras flexibles, responsivas, proactivas, eficientes y eficaces con el fin de satisfacer las necesidades continuamente cambiantes de los alumnos en un mundo en rápida evolución.